La Satisfacción del Trabajo Bien Hecho

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Cada uno de los congresos que organizamos son como nuestros hijos, les dedicamos mucho trabajo, mucho esfuerzo y les vemos crecer desde una idea hasta que se convierten en un gran evento.

 

Llega el día previo a la inauguración y os podemos decir que a veces la emoción es semejante a un gran evento familiar, una boda o un nacimiento, repasamos compulsivamente los detalles: la documentación, la señalización de la sede, el material, las reservas de los hoteles, los menús, la disposición de las mesas…y todo en estrecho contacto con el comité organizador, que a los efectos se convierte en nuestra familia dada la cantidad de tiempo que hemos compartido a lo largo de todo el periodo de gestación.

 

Empieza el congreso, la recogida de documentación y empezamos a recibir a los asistentes al congreso, a los ponentes y a los expositores, a darles información, a resolver sus problemas,…y el congreso se pone en marcha como una máquina imparable, ponencias, exposiciones, formación, actos sociales y cada una de las piezas va encajando para conformar el gran puzle. Y nosotros, el EQUIPO de Congresual (y pongo equipo en mayúsculas con plena intención) nos sentimos orgullosos y satisfechos del trabajo después de muchos meses de trabajo, de viajes, de negociaciones y ajustes al ver las caras de satisfacción de congresistas y organizadores

 

Hay que decir que, como los hijos, algún congreso nos sale revoltoso, nos obliga a esforzarnos más, a buscar nuevas y mejores soluciones, a encontrar entendimientos. Y estos son los que nos hacen sentir mejor.

 

Hace unos años, organizamos un congreso en una ciudad del sur de España en el que la organización había sido un tanto complicada por discrepancias en los criterios entre las personas que componían el comité organizador lo que nos obligo a una ardua tarea de mediación y acercamiento de voluntades. El congreso fue un éxito. El último día, con el congreso finalizado el comité organizador junto con la junta directiva de la organización promotora del congreso, nos llamó a todos los que habíamos participado en dicho congreso y nos obsequiaron al equipo de Congresual con un aplauso por nuestra implicación y buen hacer. Momentos como ese son los que nos hacen sentirnos enamorados de lo que hacemos.

 

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